ALZHEIMER Y MÚSICA: ¿POR
QUÉ ES LO ÚLTIMO QUE
OLVIDAMOS?

ALZHEIMER
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La música es el acompañante perfecto para millones de personas todos los días. Escuchamos a nuestros grupos favoritos desde la comodidad de la casa, durante la jornada laboral e incluso mientras viajamos. Sin distinción de género, aquellas canciones que nos hacen cantar, bailar y emocionarnos, perduran en nuestra memoria; incluso en las fases más tardías del Alzheimer.

 

Esta enfermedad neurodegenerativa, descubierta hace poco más de un siglo por el neurólogo y psiquiatra alemán Alois Alzheimer y su colega Emil Kraepelin, afecta a la memoria, orientación, capacidad de aprendizaje, comprensión, el pensamiento, cálculo, lenguaje y juicio. A la par del deterioro cognitivo se presenta el de tipo emocional y motivacional.

 

Actualmente, el Alzheimer es la causa de demencia más común y afecta a 47 millones de personas en todo el mundo, más de la mitad, 58%, habita en países de ingresos bajos y medios.

 

A pesar de los avances en su tratamiento, aún se está lejos de encontrar la cura, debido a la imposibilidad de hacer un diagnóstico temprano. Ante esto, terapeutas de diversas regiones del mundo han logrado hacerle frente a este padecimiento a través de la música, con resultados sorprendentes.

 

¿Por qué con música? La respuesta radica en el hecho de que, en comparación con otras funciones de la memoria, la memoria musical de largo plazo en los pacientes con Alzheimer a menudo se mantiene intacta y funcional por un largo tiempo. Esto se debe a que la música es almacenada en áreas cerebrales diferentes de las del resto de los recuerdos.

 

Dicha biblioteca sonora se aloja en una red centrada en el lóbulo temporal (la parte del cerebro que va desde la sien hasta la zona posterior del oído), y aunque esta zona del cerebro también sufre los estragos del Alzheimer, investigadores del Instituto Max Planck de Neurociencia y Cognición Humana de Leipzig (Alemania) descubrieron que los “aspectos cruciales de la memoria musical son procesados en áreas cerebrales que no son las que habitualmente se asocian con la memoria episódica, la semántica o la autobiográfica”.

 

Lo descubierto por Jörn-Henrik Jacobsen, neurocientífico del Max Planck y coautor del estudio “Alzheimer’s spares long-term musical memory”, concuerda con la práctica de la musicoterapeuta de la Fundación Alzheimer España, Fátima Pérez-Robledo, en el sentido de que los recuerdos que más perduran son los que están ligados a una vivencia emocional intensa.

 

Y justo la música está más ligada a las emociones, puerta de entrada a los recuerdos.