La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
Una forma simple de medir la obesidad es el índice de masa corporal (IMC). Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de la talla en metros. En el caso de los adultos, una persona con un IMC igual o superior a 30 es considerada obesa y con un IMC igual o superior a 25 es considerada con sobrepeso.
La obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares, así como varios tipos de cáncer. Además, los niños con sobrepeso tienen un mayor riesgo de tener sobrepeso o ser obesos en la edad adulta.
Adicionalmente, la obesidad ha sido identificada como un importante factor de riesgo de complicaciones en un gran número de enfermedades.
Para afrontar y detener el aumento de las tasas de obesidad, debemos mejorar la alimentación, la actividad física y la salud.
El sobrepeso y la obesidad tienen importantes repercusiones económicas, sociales y sanitarias en los países, ya que provocan una reducción de la productividad y un aumento de la discapacidad y la mortalidad prematura, así como un incremento de los costos de atención y tratamiento médico.