La enfermedad por reflujo gastroesofágico es reconocida como una de las enfermedades digestivas con mayor prevalencia, se estima que en promedio 40% de la población presentan pirosis al menos una vez por semana y que hasta 10% pueden presentarla tres veces por semana; de igual forma hay suficiente evidencia que identifica a la ERGE como una entidad que compromete de manera significativa la calidad de vida de los individuos que la padecen, superando incluso aquella asociada a la enfermedad coronaria sintomática.
Hoy por hoy se le reconoce como el principal factor de riesgo para el desarrollo de esófago de Barrett y cáncer esofágico; el tratamiento médico se fundamenta en la formulación de medicamentos que limiten la producción de ácido.